#MOMENTO FAN | Nacida para ser una super estrella por Gonzalo Fortuño
- Gonzalo Fortuño
- 30 nov 2015
- 4 Min. de lectura
Todas las personas del público estábamos impacientes por el retraso que sufrió el concierto debido a las exigentes medidas de seguridad, y más contemplando en el telón una imagen doble de Madonna de labios rojos abrazada a una espada desprendiendo toda su sensualidad. Con la finalidad de entretenernos, un buen músico nos deleitó con unos números de baile sobre el escenario mientras poco a poco el Palau Sant Jordi iba llenando sus asientos de fans. A las 21.30, todo el público ya estábamos sentados en nuestros sitios, pero Madonna no aparecía. Pasadas las 22.00, podían percibirse ciertos silbidos de protesta por parte del público, incluso todos los espectadores empezamos a hacer la “ola” para descargar nuestra adrenalina. 15 minutos más tarde, la música de fondo ganó volumen y pudimos escuchar a Michael Jackson. Era la señal de que el espectáculo iba a comenzar, la espera había merecido la pena.
De repente, las luces se apagaron y todos nosotros nos levantamos gritando sin aliento. Entonces se encendieron tres enormes pantallas con imágenes de ella, la Reina del Pop, junto a la letra de una canción que la describía a la perfección: “Born to be a superstar”. La pasarela en forma de flecha y corazón se iluminó y alzó desde su interior a un ejército de bailarines con lanzas en forma de cruz. Acto seguido llegó el momento más esperado, Madonna descendió del cielo enjaulada cantando una canción cuyo título hacía referencia a su esencia de gran diva: “Iconic”. Cubierta con un suntuoso vestido negro y rojo, Madonna comenzó a bailar sin ningún descanso al ritmo de su nueva canción “Bitch I’m Madonna”, demostrando que ella, aun teniendo 57 años, sigue conservando en su interior el espíritu de esfuerzo, sacrificio y superación. Madonna nos brindó la bienvenida hablando en castellano y dándonos a entender que no nos iba a fallar. Se desprendió de un tirón de su vestido y apareció enfundada en unas medias negras y botas de cuero situándose en el centro del escenario con guitarra eléctrica llenando de fuego todo el palacio con su canción “Burning Up”. Incluso sin moverse, Madonna es capaz de arrasar con un escenario entero.
Aunque pasen los años, Madonna sigue siendo muy provocativa. El siguiente acto estuvo marcado por una fuerte temática religiosa en la que aparecieron unas monjas semidesnudas bailando junto a la Reina sobre la mesa de la última cena. Esta es una característica muy propia de Madonna y es una de las causas por las que puede ser odiada por ciertas personas, pero los ahí presentes no dejamos de alabarla porque era la única diosa de ese recinto.
Más tarde, llegó el turno de una de las actuaciones que más me gustaron de todo el show. Madonna apareció desde la punta de flecha en forma de corazón de la pasarela y la recorrió hasta el escenario tapada con una gran capa, prenda merecedora de una autentica reina. Cantando su nuevo single “Living for Love” se desprendió de su capa y mostró un hermoso traje de luces con el que todo el público quedamos fascinados. Sin entrar en debate sobre esta práctica, Madonna mostró el espíritu de valor taurino que ha existido desde hace siglos en nuestro país. Sus movimientos de baile tan sensuales, hacían brillar su traje de la misma forma que ella brilla con cualquier prenda que lleve. Durante ese momento, todo el público presente fue taurino.

Todos nosotros estábamos impresionados del gran espectáculo que se estaba desarrollando y de los nuevos trabajos musicales que Madonna ha hecho durante estos últimos años. Pero todos queríamos escuchar los grandes éxitos que antaño la catapultaron al estrellato y fue el momento de contemplar una de las mejores cualidades de Madonna: la reinvención. Madonna cantó éxitos como “Like a Virgin”, “Music”, “Material Girl” o “Holiday” con una melodía moderna de nuestros tiempos pero que seguía conservando el espíritu de las cantadas en décadas anteriores. Todo ello con unas coreografías, unos movimientos de escenario y unos rayos de luz que nos quitaban la respiración a todos los especadores. Merece la pena destacar un momento que fue el más emotivo de la noche, el momento en el que Madonna cantó “Like a Prayer”. Todos los presentes empezamos a cantar la gran canción aplaudiendo cordinados al unísono y en los momentos de calma de la canción, las gradas se llenaron de luz procedentes de todos los móviles dando la sensación de realmente la plegaria que estábamos cantando todos junto a Madonna se estaba haciendo realidad. Sin duda, un momento conmovedor y lleno de magia.

Fue una noche increíble en la que la música rindió homenaje a su Reina. Los cambios continuos de escenario y las infatigables coreografías demostraban que Madonna sigue dispuesta conservar su trono y que no se va a rendir. Seguirá trabajando en nuevos temas y reinventándose, pero su esencia tan poderosa e insuperable perdurará hasta el fin de los tiempos.
Madonna. Leyenda viva.

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MÁS SOBRE EL AUTOR
Gonzalo Fortuño [Fan de MADONNA] ha querido ser el primero en estrenar la sección #MOMENTOFAN con este increíble artículo que explica a la perfección su experiencia en el concierto de Madonna y que nos transporta al Palau Sant Jordi como si por arte de magia pudiéramos volver el tiempo atrás y vivir en primera persona un momento tan épico como el que relata.
¡Gracias, Gonzalo!

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